Dermatitis alérgica por contacto
Las reacciones alérgicas se producen cuando nuestro organismo malinterpreta una sustancia como dañina. Entre los casos de alergia más comunes, se encuentra la dermatitis alérgica por contacto a productos químicos. En este tipo de alergias, los alérgenos son susceptibles de inducir patología al entrar en contacto con la piel en personas que han desarrollado una memoria inmunológica frente a los mismos. Generalmente, se trata de moléculas de bajo peso molecular que se emplean frecuentemente en múltiples productos de uso diario y que son susceptibles de interaccionar con proteínas de la piel y sensibilizar.
La dermatitis por contacto describe la reacción de la piel tras la exposición a irritantes (dermatitis irritativa por contacto) o a alérgenos (dermatitis alérgica por contacto). En la mayoría de los pacientes, la dermatitis irritativa y la dermatitis alérgica por contacto son difíciles de distinguir clínicamente, ya que en ambos casos los procesos inflamatorios son muy similares.
La dermatitis alérgica por contacto es adquirida, y se puede desarrollar en cualquier etapa de la vida. Su tratamiento se basa en el uso tópico de corticoides, a menudo complementado con cremas hidratantes y, en algunos casos, con radiación ultravioleta. Sin embargo, no es posible eliminar una alergia por contacto adquirida a menos que el paciente evite el contacto con el alérgeno.
La adopción de medidas preventivas para evitar o reducir la tasa de dermatitis alérgica por contacto en niños es de gran importancia, debido a que se han descrito diversas enfermedades no transmisibles relacionadas con las alergias.
El diagnóstico precoz de la dermatitis alérgica por contacto es, por tanto, fundamental para evitar el contacto con el alérgeno. Esto es especialmente importante en el caso de dermatitis causadas por alérgenos presentes en el calzado, ya que puede cronificarse y hacerse resistente a la terapia, con aparición de fisuras dolorosas que pueden complicarse por infecciones secundarias.
